lunes, 15 de marzo de 2010

La menopausia y el riesgo cardiovascular

Tras la menopausia, las mujeres tienen el mismo riesgo de infarto que los hombres.

MALOS HÁBITOS.
El riesgo aumenta con ciertos hábitos perjudiciales:
  • Tabaquismo. El tabaco multiplica por cinco el riesgo de infarto cardíaco y de ictus cerebral. La nicotina reduce el calibre de las arterias, favorece la formación de coágulos, disminuye la irrigación del corazón (menor aporte de oxígeno), y aumenta el riesgo de hipertensión.
  • Alcohol. El vino en cantidad moderada se ha mostrado beneficioso, pero el abuso del alcohol provoca aumento de la tensión arterial y favorece el sobrepeso. Por razones metabólicas, la mujer sufre más los efectos del alcohol que los hombres.
 BUENAS COSTUMBRES.
Las grasas saturadas (esas que huelen tan rico y se ven tan lindas, de amarillo a marrón, sólidas al ambiente) y las grasas "trans" presentes en la mayoría de productos industriales (casi la totalidad de la grasa presente en las margarinas), son los peores enemigos del corazón (vea esta nota anterior).
Debemos reducirlas al tiempo que aumentamos el consumo de pescado azul (salmón, atún, sardinas, caballas, jureles, etc.), por su alto contenido en ácidos omega-3; y, de productos vegetales (frutas, hortalizas, legumbres y aceites saludables).

A VIGILAR
Varios factores deben estar controlados:
  • Sobrepeso. El sobrepeso produce variaciones hormonales y metabólicas perjudiciales para el corazón. Los cardiólogos afirman que una mujer con más de 88 centímetros de cintura (o un hombre con más de 102 cm) están en riesgo cardiovascular. El riesgo aumenta especialmente a partir de los 45 años. Sobre el tema de las calorías puede leer esta nota.
  • Colesterol. Se aconseja vigilar los valores máximos: colesterol total entre 150 y 180 mg/dl; HDL mínimo 35 mg/dl; LDL por debajo de 100 mg/dl.
  • Hipertensión. Los valores saludables máximos son 12/8. Más alto refleja un riesgo cardíaco alto. Las medidas básicas de control son: reducir las grasas, evitar la sal y practicar ejercicio moderado regularmente.

jueves, 11 de marzo de 2010

La obesidad y la depresión, dos caras de la misma moneda.

Empezamos hoy una serie que aspiro a que dure muuuuucho tiempo, acerca de aspectos relacionados con la mala nutrición, la obesidad y diversas consecuencias de la misma.
Empecemos tratando la auto-imagen y la auto-confianza.
Un estudio realizado en el Centro Médico de la Universidad de Leiden, en Holanda, concluye que "existe una asociación de reciprocidad en el tiempo entre la depresión y la obesidad", según la doctora Floriana S. Luppino, directora del estudio.
En palabras de andar por casa: el trabajo halló que la obesidad elevaba un 55 por ciento el riesgo de sufrir depresión en personas no depresivas y que la depresión aumentaba un 58 por ciento el riesgo de obesidad en personas con peso normal.
A modo de comparación, un estudio reciente y financiado por el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos halló que uno de cada cuatro casos de obesidad está asociado con un trastorno anímico o de ansiedad.
Esos resultados, aseguró el instituto en su página de Internet, respaldarían otros de estudios previos: la obesidad, que está en alza en Estados Unidos, está asociada con el aumento de la tasa de depresión y con otros problemas de salud mental.
Los trabajos, que en total incluyeron a 58.000 personas, utilizaron el índice de masa corporal (IMC) para medir cuán delgados u obesos eran los participantes. Un adulto con un IMC de 25 o más tiene sobrepeso y uno con un IMC de 30 o más es obeso.

Los resultados, publicados en Archives of General Psychiatry, sugieren también que la relación entre la obesidad y la depresión posterior es mayor en los estadounidenses que en los europeos.
¿Por qué? "Por una asociación de dosis-respuesta: cuanto más alto es el IMC, más depresiva se vuelve la persona", respondió Luppino. Y el estadounidense promedio pesa más que el europeo promedio. De todos modos, no debería descartarse el efecto del estrés psicosocial.
"El sobrepeso y la obesidad pueden reducir la autoestima y la insatisfacción con el propio cuerpo, en especial en los países occidentales, donde la delgadez es el ideal de belleza. La autoestima baja y la insatisfacción con la imagen corporal aumentan el riesgo de sufrir depresión", explicó Luppino.
Dado que la depresión y la obesidad tienen "consecuencias importantes en la salud, es imprescindible prevenirlas y tratarlas", aseguró el especialista.
El equipo holandés instó a los médicos y a otros profesionales de la salud a colaborar e intercambiar sus conocimientos.
Los médicos que atienden a pacientes con sobrepeso u obesidad podrían evaluarles los signos de depresión y viceversa, los psiquiatras y médicos clínicos que atienden a pacientes depresivos podrían sugerirles que consulten a un nutricionista.

Fuente: Yahoo! News

miércoles, 17 de febrero de 2010

Un poco de motivación

A veces tenemos el día tontito, nos ponemos melancólicos (decía un amigo miel-alcohólicos), tristones, buscadores de excusas... Para esos días, un poco de buena música, con mensajes positivos (o sin mensaje de ninguna clase, mejor una banda sonora que un soneto de Güichiniyandel). Para esos momentos, les regalo este video.
Espero que lo sepan apreciar, hay más de lo que se ve ;)

viernes, 15 de enero de 2010

La grasa, esa gran incomprendida

Esta vez quería empezar una serie sobre el riesgo cardíaco y otros problemas de salud relacionados con la mala nutrición. Sin embargo, en los últimos días me ha estado molestando la insistencia de muchas personas anónimas a mi alrededor respecto de la utilización de ciertos fármacos que eliminan el exceso de grasa. No hablemos de los preparados con piña (ananás) y alcachofa, buenísimos para perder peso (por unos días, justo lo que el cuerpo tarda en recuperar el agua perdida por el efecto de estos diuréticos).
Hace tantos años que ya nadie recuerda, un científico ruso que nadie quiere recordar, alimentó unos cerditos con grasa animal, exclusivamente sebo, durante tanto tiempo y en tal cantidad que los bichos acabaron muriendo. La necropsia reveló que sus arterias coronarias (las que llevan sangre al corazón) estaban más tapadas que la Francisco Fajardo en hora pico (o la autopista que usted prefiera, al fin todas se convierten en parqueaderos cuando las necesitamos). La conclusión que el "científico" publicó fue: los cerditos habían muerto de infarto (vaya usted a saber si murieron de hambre, porque sólo comían grasa). La comunidad científica proclamó que la grasa animal es la causante de los tapones arteriales y que había que excomulgarla.
Han pasado décadas de aquella satanización, la gente cada día come menos grasa, se alimentan de paja, afrecho y otras maravillas de la técnica, y aun así los infartos siguen siendo una de las principales causas de muerte en el "primer mundo".
Además, la reducción de la grasa en la alimentación no ha impedido que la obesidad se haya convertido en la primera epidemia evitable del mundo, sustituyendo al tabaquismo.
En otras palabras: comer menos grasa ni evita los ateromas ni favorece el control de peso.
Y a la par de esa obsesión por reducir la grasa que entra, existe un mercado muy lucrativo de medicamentos que eliminan la grasa que ya está dentro.
¿DENTRO? A ver, recapitulemos. Si no consumo grasa, ¿de dónde aparece la grasa que tengo en la cintura, la cadera, la papada, la panza, los muslos y hasta en los pies (¡No me entran estos zapatos, deben estar haciéndolos más pequeños!)?
La respuesta es simple: del exceso de calorías que consumo, encubiertas y disfrazadas en refrescos, panes, pasteles andinos fritos, mayonesa que no falte, bebidas alcohólicas, almuerzos con doble ración de arroz y triple de yuca, cenas de hamburguesa triple con papas cuádruples y extra de salsas en la taguara de la esquina... ¡Pare usted de contar!
He conocido quien, amparado en que ciertas grasas son buenas, cocinaba pollo con tomate y lo servía en un plato de sopa porque se le escurría el aceite (de oliva, ¡eh!).
¿No sería más práctico controlar lo que nos metemos en el cuerpo, procurando ingerir un número de calorías adecuadas a nuestra edad y actividad física, y balanceando la dieta? Pues claro que es mejor. Y hasta más barato: ahorramos en la comida porque comemos justo lo necesario, y ahorramos en los medicamentos que NO compramos.
¿Lo vamos a hacer? =) Hay un antecedente que nos puede dar una pista: cuando fue evidente que el tabaco es una planta asesina ¿dejaron de fumar? No, inventaron el tabaco "light".
Así que usted verá qué hace. Yo sigo diciendo: la grasa es necesaria, sin ella podemos acabar sin huesos (la vitamina que interviene en la fijación del calcio, la D, es soluble en grasa, ergo si no hay grasa, no la absorbemos). Pero en su justa medida y siempre de la mejor calidad posible (la regla de oro para valorar una grasa: si a temperatura ambiente es sólida, es mala).
Evitar tres de las cuatro principales causas de muerte (infartos, diabetes y ACV) es posible y simple, sólo seguir las reglas que tanto tiempo llevamos pregonando: dieta balanceada, calorías reducidas y ejercicio físico habitual y moderado.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Un año que se va, el reto continúa...

Comencé el año con la meta de transmitir a muchas personas la necesidad de cuidar su alimentación. No hablo de cuidar los alimentos que consumimos, reduciendo las grasas, las frituras y otras prácticas de moda, sino de cuidar de verdad su alimentación, evitando sustancias dañinas y consumiendo suplementos nutricionales para darle a nuestro cuerpo exactamente los nutrientes que necesita en las cantidades exactas que necesita.
Durante el año vi morir a muchos que nunca me escucharon: infartos, derrames cerebrales, fallos multiorgánicos asociados a diabetes... En las últimas semanas he visto a una persona con obstrucción de colon e inflamación de próstata, al mismo tiempo (traten de imaginar el dolor, a mí me resulta difícil).
Por el otro lado están los que aprendieron la lección, consiguieron resultados y no están dispuestos a caer en lo mismo de antes. Alguna vez se desayunarán con las frituras de toda la vida, pero se comprometieron a cuidar su salud y en su mano tienen la información y los productos que les permiten corregir esos excesos. A todos los que me escucharon, ¡gracias y enhorabuena!
En este último post del año 2009 quiero referirme a un informe de la Organización Mundial de la Salud (http://www.who.int/topics/diabetes_mellitus/es/), que pasó de incógnito por la prensa mundial. El informe trata el  tema de la diabetes como pandemia.
Los datos son aterradores: 7% de la población en los países en desarrollo padece esta enfermedad (la OMS estima que en el mundo hay más de 220 millones de personas con diabetes, y muy probablemente, de no mediar intervención alguna, para 2030 habrá más del doble); casi el 80% de las muertes por diabetes se producen en países de ingresos bajos o medios; la edad de diagnóstico disminuye, ya es frecuente ver niños insulino-dependientes; las cifras crecen a la par que la obesidad, un problema que se disparó hace 20 años y sigue en aumento (cada día hay más "hermosos" y "hermosas" que se niegan a verse en un espejo)... En México la diabetes es la primera causa de mortalidad; en la frontera México-Estados Unidos es la tercera. Dos millones de adultos están afectados en esa zona fronteriza, pero el 22% de los enfermos desconocen su condición. El gasto mundial de los sistemas de salud para tratar a estos enfermos es épico: sólo en Estados Unidos supone el 11% de su gasto sanitario total.
La conclusión más llamativa del informe es la que le da título: la diabetes, una epidemia fuera de control.
La causa de la prevalencia de este trastorno hay que buscarla en la nutrición rica en carbohidratos. Durante años nos han convencido de que debemos controlar las grasas y nos han dado permiso para comer harinas como bestias. "De aquellos polvos, son estos lodos".
Quienes trabajamos como distribuidores independientes de Herbalife International siempre repetimos los datos de la OMS para llevar a las consciencias de nuestros allegados la necesidad de comer para vivir, para estar sanos y para llegar a la vejez de la mejor manera y lo más tarde posible. La organización repitió nuestro "himno" (http://www.who.int/mediacentre/events/2008/wha61/issues_paper2/es/index.html):
  1. Las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, las enfermedades respiratorias crónicas y la diabetes son amenazas principales para la salud humana.
  2. Las enfermedades no transmisibles, en especial las cardiovasculares, el cáncer, las enfermedades respiratorias crónicas y la diabetes, causaron en 2005 el 60% de las defunciones (estimadas en 35 millones). Se prevé que las defunciones totales por enfermedades no transmisibles aumentarán otro 17% entre 2008 y 2018.
  3. La prevención debe centrarse en la modificación de cuatro factores de riesgo comunes: consumo de tabaco, dieta malsana, inactividad física y consumo nocivo de alcohol.
¿Y qué va a hacer usted por su salud? ¿Quiere usted aprender a alimentarse? Nunca es tarde mientras pueda comer. Pregunte sin pena, puede que viva lo suficiente para ver crecer a sus hijos.
Finalizo deseando a todos y todas un feliz tránsito de año y las mejores expectativas para el nuevo 2010 que ya casi estrenamos.

jueves, 10 de diciembre de 2009

HEMOS PERDIDO A UN GIGANTE

En la madrugada del pasado día cinco de diciembre nos dejó Jim Rohn, un hombre que durante casi cinco décadas ha iluminado, motivado, enseñado y guiado a miles de emprendedores. Su estilo peculiar, sencillo en el lenguaje pero poderoso en el mensaje, tuvo el efecto de despertar a quienes le escucharon y decidieron abandonar sus viejos paradigmas para iniciar una vida donde lo imposible es sólo un reto y lo mejor siempre está por venir.
A su familia nuestras condolencias, su dolor es compartido por muchos.

"Cada uno de nosotros necesitamos de todos nosotros y todos nosotros necesitamos de cada uno de nosotros" - Jim Rohn

lunes, 19 de octubre de 2009

¿Cómo cuidarnos para durar y durar y durar…?



La tendencia en cuidado de la salud es hoy en día una conciencia social. Sin embargo, la mayoría de la población busca soluciones estéticas (peluquería, vestuario, cirugía). Sólo una parte de los seres humanos siguen conservando su inteligencia y capacidad de procesar información. Para este grupo, llegar a una edad avanzada no es la meta. La meta es llegar de manera sana, conservando lo mejor posible las facultades físicas e intelectuales. Este grupo de personas cuida su nutrición, practica algún deporte y realiza una vida “higiénica”, esto es, toma medidas para conservar la salud en lugar de tomar medidas para recuperarla una vez perdida.

Y hablando de nutrición, ¿cómo debo cuidarme? Lo primero es evitar los excesos de la comida moderna, reduciendo la ingesta de azúcares (azúcar, mermeladas, golosinas, repostería, panificados, harinas blancas…) y grasas, que aportan gran cantidad de calorías sin beneficiarnos con mejores nutrientes. Al mismo tiempo, debemos llevar una alimentación variada, con la presencia de vegetales y frutas crudas (donde encontramos vitaminas y minerales), cereales integrales (que aportan minerales, vitaminas y antioxidantes) como los que encontramos en el pan de harina completa, arroz integral, etc.

No sólo debemos reducir la cantidad de grasas de la alimentación, además debemos seleccionar su calidad (evitar frituras, manteca, panificados, galletitas, helados, “meriendas” tradicionales como quesos duros y fiambres, etc.), elegir lácteos descremados, agregar el aceite en crudo a las preparaciones como un condimento, sin someterlo a calentamiento...

Las investigaciones han demostrado que la dieta ideal debe ser muy rica en proteína, para mejorar el tono muscular, favorecer la reparación de tejidos y manejar mejor el “apetito” incontrolado que nos lleva a mudarnos a la cocina.

Los suplementos son adecuados para aportar a nuestra dieta los nutrientes que la comida no tiene, porque los productores persiguen obtener cantidad de alimentos (y no calidad): los vegetales cultivados con abundancia de químicos tóxicos no maduran en la planta sino en el transporte; los animales se crían utilizando medicamentos y sustancias que favorecen su desarrollo anormalmente rápido (corticoides anabolizantes, antibióticos…).

Entre los nutrientes deficitarios en nuestra dieta se encuentra la proteína de calidad. La soya ha demostrado ser una fuente de proteína de muy alta calidad, con una asimilación de casi el 100% (se utiliza casi la totalidad de la proteína ingerida).

Otros nutrientes recomendados son ácidos grasos omega-3, calcio (que interviene en la movilidad muscular y, en caso de déficit, el cuerpo lo toma de los huesos, provocando reducción del calcio óseo), cantidades adecuadas de vitaminas, fibra y agua.

¿Y para cuándo va a empezar a cuidarse? Antes de que sea tarde, espero.