jueves, 11 de marzo de 2010

La obesidad y la depresión, dos caras de la misma moneda.

Empezamos hoy una serie que aspiro a que dure muuuuucho tiempo, acerca de aspectos relacionados con la mala nutrición, la obesidad y diversas consecuencias de la misma.
Empecemos tratando la auto-imagen y la auto-confianza.
Un estudio realizado en el Centro Médico de la Universidad de Leiden, en Holanda, concluye que "existe una asociación de reciprocidad en el tiempo entre la depresión y la obesidad", según la doctora Floriana S. Luppino, directora del estudio.
En palabras de andar por casa: el trabajo halló que la obesidad elevaba un 55 por ciento el riesgo de sufrir depresión en personas no depresivas y que la depresión aumentaba un 58 por ciento el riesgo de obesidad en personas con peso normal.
A modo de comparación, un estudio reciente y financiado por el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos halló que uno de cada cuatro casos de obesidad está asociado con un trastorno anímico o de ansiedad.
Esos resultados, aseguró el instituto en su página de Internet, respaldarían otros de estudios previos: la obesidad, que está en alza en Estados Unidos, está asociada con el aumento de la tasa de depresión y con otros problemas de salud mental.
Los trabajos, que en total incluyeron a 58.000 personas, utilizaron el índice de masa corporal (IMC) para medir cuán delgados u obesos eran los participantes. Un adulto con un IMC de 25 o más tiene sobrepeso y uno con un IMC de 30 o más es obeso.

Los resultados, publicados en Archives of General Psychiatry, sugieren también que la relación entre la obesidad y la depresión posterior es mayor en los estadounidenses que en los europeos.
¿Por qué? "Por una asociación de dosis-respuesta: cuanto más alto es el IMC, más depresiva se vuelve la persona", respondió Luppino. Y el estadounidense promedio pesa más que el europeo promedio. De todos modos, no debería descartarse el efecto del estrés psicosocial.
"El sobrepeso y la obesidad pueden reducir la autoestima y la insatisfacción con el propio cuerpo, en especial en los países occidentales, donde la delgadez es el ideal de belleza. La autoestima baja y la insatisfacción con la imagen corporal aumentan el riesgo de sufrir depresión", explicó Luppino.
Dado que la depresión y la obesidad tienen "consecuencias importantes en la salud, es imprescindible prevenirlas y tratarlas", aseguró el especialista.
El equipo holandés instó a los médicos y a otros profesionales de la salud a colaborar e intercambiar sus conocimientos.
Los médicos que atienden a pacientes con sobrepeso u obesidad podrían evaluarles los signos de depresión y viceversa, los psiquiatras y médicos clínicos que atienden a pacientes depresivos podrían sugerirles que consulten a un nutricionista.

Fuente: Yahoo! News

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