lunes, 22 de marzo de 2010

¡Voy a hacer dieta! (1ª)

Nuestro cuerpo necesita energía para funcionar, para desarrollar todas sus funciones vitales. Esta energía nos la suministran los alimentos. Para referirnos al contenido energético de lo que comemos usamos la unidad caloría.
Cuanto más energético es un alimento (más "calórico"), más energía obtenemos de él. Para tener buena salud y mantenerse en forma conviene tomar el número justo de calorías, ni más ni menos.
Una dieta demasiado calórica puede causar sobrepeso y obesidad, con los problemas asociados de trastornos cardiovasculares, osteo-articulares, metabólicos y psícológicos; por el contrario, una dieta excesivamente ligera nos pudiera llevar a la desnutrición (aunque hay estudios que matizan esta idea).
Como en casi todo, parece que lo ideal es llegar a un término medio.
Estableciendo un promedio, los carbohidratos (presentes en pan, pasta, arroz y cereales en general) y las proteínas (constituyentes de la mayor parte de carne, pescado, legumbres y huevos), nos proporcionan 4 calorías por gramo; las grasas (aceites, embutidos, etc.) alrededor de 9 calorías por gramo, y, el alcohol, 7 calorías por gramo (éste no es el término medio a que me refería).
La energía suministrada por los alimentos se emplea en sostener las funciones vitales. Si hubiera un excedente de energía, se acumulará en tejidos de reserva, en forma de grasa. Esta grasa es la causa del sobrepeso.
¿Y cómo es eso de que los alimentos nos dan energía? Nuestro cuerpo realiza dos grandes grupos de procesos químicos: los de obtención de energía y reparación de tejidos y los de eliminación de restos de esa actividad, algunos tóxicos. Ambos tipos de procesos conforman el metabolismo.
El aumento de la actividad física acelera el metabolismo y nos ayuda a gastar más energía, favoreciendo el mantenimiento del peso y el adelgazamiento.
¿Cuántas calorías necesitamos? La Organización Mundial de la Salud establece un aporte calórico diario de entre dos mil y dos mil quinientas calorías para hombres adultos, y, entre mil seiscientos y dos mil calorías para las mujeres. Tales cantidades pueden variar en función de la edad, el peso, el sexo y la actividad física de la persona.

Por edad. A medida que vamos envejeciendo el consumo energético disminuye, la masa muscular (gran consumidora de energía) decrece y el tejido graso aumenta. Por eso conviene disminuir el contenido energético de los alimentos progresivamente.
Por peso. Las personas altas tienen por lo general más peso, por lo que requieren más energía. Ésta es la razón de que adelgacen más rápido que las personas bajas.
Las personas musculosas pesan más, sin embargo es su musculatura la que exige más energía, no su peso, puesto que la fibra muscular quema energía aun en reposo y almacena energía para una posible acción defensiva (todos conocemos casos de ancianos que, ante una situación de peligro, se suben a sitios de los que luego hay que bajarlos).
Por sexo. La diferencia de musculatura entre varones y féminas justifica la mayor necesidad energética de aquéllos. Por esta razón a los hombres les cuesta menos adelgazar.
Por actividad. Veamos diferentes casos:
  • Dieta de 1.600 calorías (diarias, ¿eh?). Es la más indicada para mujeres adultas con hábitos sedentarios y para ancianos de ambos géneros.
  • Dieta de 2.200 calorías. Es la dieta recomendada para los niños, las mujeres adolescentes y las adultas con una vida activa y los hombres sedentarios.
  • Dieta de 2.800 calorías. Es la dieta indicada para hombres adolescentes y adultos con vida activa.
Otras circunstancias. En algunas situaciones las necesidades energéticas varían:
  • Embarazo y lactancia. El organismo realiza un esfuerzo extra y el metabolismo incrementa su "velocidad". Amamantar al hijo permite a la mujer recuperar su peso antes.
  • Deporte. Las personas que hacen deporte o que tienen un nivel de actividad alto tienen más masa muscular y, en consecuencia, su gasto calórico se incrementa notablemente.
  • Temperatura ambiental. En zonas cálidas, la actividad metabólica puede bajar hasta un 10% respecto a lugares fríos. Para combatir las bajas temperaturas el organismo "quema" más calorías.

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