miércoles, 28 de julio de 2010

El calcio, eso que no sirve para los huesos sino...

Intrigante, ¿no? Pero real como una patada en... la puerta.
El calcio es el protagonista de mucha propaganda que nos vende productos "con calcio añadido". Algunos presumen de que su calcio es de origen biológico y no mineral (o sea, que procede de suero de leche y otras fuentes orgánicas en lugar de obtenerse rayando tiza).
Las campañas suelen bombardear a mujeres, advirtiéndoles que a partir de la menopausia padecerán pérdida de hueso y fracturas. En las conversaciones de la "sociedad culta" se dominan términos como osteopenia (debilitamiento del hueso), osteoporosis (pérdida de hueso), e incluso osteomalacia (reblandecimiento de los huesos por pérdida del calcio).
Pero ¿por qué se pierde calcio? Otra más: ¿para qué usamos el calcio?
Desde el punto de vista óseo el calcio se usa para construir los huesos y su escasez en la infancia comporta riesgo de raquitismo y retraso en el crecimiento, y osteoporosis o fragilidad de los huesos en adultos y ancianos.
Sin embargo, su uso más activo es en el sistema neuromuscular, pues participa en la transmisión de los impulsos eléctricos y en la contracción de los músculos lisos. Así, su carencia o nivel bajo se traduce en sensaciones anormales, como hormigueos o entumecimientos, debilidad del cabello y las uñas, reumatismo, palpitaciones cardíacas y calambres, mientras que desde el punto de vista nervioso aparecen angustia, agresividad, insomnio, dolores de cabeza y depresión.
La falta de calcio en niveles adecuados, nos impulsa a destruir hueso para conseguir los niveles adecuados, como si el hueso fuera un depósito, lo que explica los trastornos óseos.
¿Qué hace bajar el nivel de calcio? En primer lugar, que se ingiera una cantidad insuficiente. Además, el estrés, la insuficiencia renal, la insuficiencia pancreática, la ausencia de magnesio en la dieta, la excesiva ingesta de fósforo y la carencia de vitamina D, colitis o diarreas frecuentes y la falta de ejercicio físico
La vitamina D favorece la absorción del calcio y desempeña un papel esencial en la mineralización del hueso. Sin una adecuada cantidad de esta vitamina, los huesos de los niños no se pueden formar apropiadamente dando origen al raquitismo y la osteomalacia (ésta en adultos), provocando encorvamiento de las piernas, deformaciones de las muñecas, escaso desarrollo del tórax, conformación anormal del cráneo y falta de fuerza física.
Son pocos los alimentos que suministran mucha vitamina D (algunas clases de pescados, como el arenque, la anguila, el salmón y las sardinas, y en menor medida el hígado de ternera, la yema de huevo y el queso) y su síntesis requiere la luz solar. Esta deficiencia puede plantar un serio problema a los ancianos recluidos en sus casas, denominado osteoporosis.
Hay otras implicaciones que veremos en el siguiente resumen:
  • El calcio es un mineral que conforma el esqueleto, forma las estructuras óseas, el esmalte dental, y se encuentra en las uñas y los pelos.
  • Su absorción por el organismo y su fijación al hueso requieren la presencia de vitamina D, una vitamina que se sintetiza con el sol y se almacena en el tejido graso.
  • La participación activa del calcio en la transmisión del impulso nervioso y en la movilidad muscular, exige unos niveles de 90 mg/l de sangre.
  • Tiene efectos beneficiosos sobre la tensión arterial.
  • Es un relajante natural, favoreciendo el sueño y el descanso (sí, la abuela tiene razón cuando dice que te tomes un vaso de leche tibia si no puedes dormir).
  • Su exceso provoca la aparición de cálculos en los riñones.
Como siempre, toma la vida con moderación. 

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